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Las 7 mejores cosas que hacer en Lisboa en invierno
Lisboa es una de las ciudades de Europa con más encanto, y una de las más recomendables para visitar durante todo el año. Gracias a su excelente gestión gubernamental, y a su responsabilidad civil, Lisboa se convirtió en uno de los destinos más seguros a visitar, a pesar de la pandemia de Covid 19.
Pero es en otoño o en invierno, y a pesar que el sol ya no calienta como antes, cuando es el momento ideal para escapar de la rutina y visitar Lisboa y su nostálgica belleza. Recomendamos este período especialmente, ya que es una época en la que los lisbonenses han sustituido a los turistas en las estrechas calles de la ciudad, y la visita puede ser muy agradable... simplemente porque Lisboa lo tiene todo.
El frío otoñal va llegando a la capital de Portugal, pero la vida allí no se detiene. Especialmente en esta época, cuando los días soleados se van apagando, el viento revuelve las hojas caídas sobre el suelo mojado y los fríos días avivan la melancolía que comienza a inundar las calles...una nueva vida emerge en esta ciudad, donde nadie puede aburrirse. La capital portuguesa sigue ofreciendo una amplia oferta cultural y de ocio.
El invierno en Lisboa se puede disfrutar tanto en la calle como en los locales cerrados. Será en los altos miradores, que abundan en la ciudad ,en donde podrás contemplar su hermosa arquitectura cubierta de coloridos azulejos. Sus calles salpicadas de antiguos tranvías amarillos y rojos, ayudan a los peatones a salvar las subidas y bajadas, tan características de esta ciudad. Déjate llevar por el Fado y su nostálgico ritmo y camina las calles adoquinadas, donde los olores de su exquisita gastronomía te invitaran a sentarte en una mesa de algún curioso bar.
¿Cómo aprovechar al máximo mis días en Lisboa? Si tienes la oportunidad de hacer una escapada y visitar esta bella ciudad te damos estas recomendaciones
que alguna vez supieron ser testigos del fastuoso reinado de Portugal, y que actualmente es el centro histórico y comercial de Lisboa. Camina a lo largo de la elegante Rua Augusta hasta la plaza más emblemática de la vieja Lisboa, la Praça do Comercio, totalmente abierta al mar. Observa Cais das Colunas, cuya pasarela de mármol sirvió para recibir a reyes, reinas y presidentes.
Recorre los barrios más elegantes, como ser el barrio del Chiado, en donde se respira la intelectualidad ,pasando por los históricos cafés de los escritores, para los que la capital portuguesa fue mucho más que un caudal de inspiración. Déjate sorprender por el increíble Elevador de Santa Justa, una obra de ingeniería perfecta, que conecta, con sus 32 metros de subida, la Baixa Pombalina con el Barrio Alto. Ofrece unas espectaculares vistas y ayuda a salvar las diferencias de alturas en su geografía.
Es el elemento que mejor ha sabido resistir los embates de la modernidad. Los tranvías, símbolo de esta ciudad desde hace un siglo, trepan por las laderas con una pericia pasmosa. Históricos, amarillos o rojos, no son solo el medio de transporte público más común sino en sí mismos una atracción turística. Nada hay más pintoresco que abordar, por ejemplo, el recorrido del mítico tranvía nº 28 que avanza chirriante por las estrechas cuestas, bamboleándose entre los barrios.
El distrito más antiguo de Lisboa, el único sobreviviente al terremoto de 1775, es un delicioso laberinto de calles empinadas y casas de influencia morisca con fuentes, patios y paredes desconchadas. Un cogollo que sube por la colina hasta llegar al castillo, atravesando al paso importantes monumentos (entre ellos la catedral). Barrio de los marineros y los vendedores de pescado, aquí nació San Antonio, el santo más popular, al que lo mismo se invoca para encontrar objetos perdidos como para conseguir un marido. Además, Alfama también es el rincón de la ciudad donde dejarse llevar por su banda sonora: el fado, alma portuguesa.
Cuando comienza el frío apetece un café caliente. Qué mejor que ir a sus tradicionales confiterías, en donde es infaltable probar su dulce pastelería clásica. Se trata de los Pasteles de Belém, que se pueden encontrar en cualquier café lisbonense. Visita la famosa Confeitaria Nacional, café que pertenece a la misma familia desde hace cinco generaciones, o el clásico Café A Manteigaria.
Disfruta de esta gastronomía tan variada en la que se destacan los pescados y mariscos. Descubre los rincones gastronómicos más típicos de Lisboa, situados en los antiguos barrios de Alfama y Mouraria, donde abundan los bares y restaurantes con sus mesas serpenteando las empinadas callejuelas. Recorriendo las calles, también, saborearas las riquísimas sardinas asadas a las brasas, muy bien cocinadas por pintorescos cocineros callejeros. Prueba el pescado y el marisco mejor conservado, maridado con los más ricos vinos portugueses. Déjate sorprender por el ambiente único y encantador de las tradicionales tiendas de conservas.
¿Listo para cruzar el río Tajo en un hermoso paseo en barco? Conoce Cacilhas, este increíble pueblo de pescadores famoso por sus coloridas casas y su rica gastronomía. Disfruta de la puesta de sol y del famoso puente colgante rojo mientras das un delicioso a lo largo del río. Ten la oportunidad de disfrutar de la puesta de sol mientras tomas una copa de vino sentado en uno de los más bellos bares de la zona, a orillas del río Tajo. Conoce sobre los vinos portugueses y su gastronomía, mientras disfrutas de una cena completa en uno de los restaurantes más pintorescos de Cacilhas. ¡Qué mejor plan!
No dejes de conocer el barrio de Belem a tan solo 15 minutos de Lisboa, en tren. Haz una parada en la cafetería más antigua de Belém y descubre la historia secreta de sus deliciosos 'pasteles de nata', de donde salió la famosa receta. El Monasterio de los Jerónimos, declarado Patrimonio de la Humanidad,la impresionante Torre de Belém, construida en el bello estilo 'Manuelino' de Lisboa, son visitas obligadas para pasar un agradable día.
Tomate un día fuera de la ciudad y visita este maravilloso pueblo, sacado de un cuento de hadas, en donde predominan sus increíbles palacios color pastel. Sintra es una de las maravillas de Portugal y de Europa, un lugar que, apenas a una hora de Lisboa, lo tiene todo: bosques, jardines, castillos de cuento, palacios románticos misteriosos y vistas impresionantes. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1995, por ser una de las máximas cumbres arquitectónicas del estilo romántico. Fue también un lugar de veraneo y recreo para la antigua monarquía portuguesa, que tuvo allí varios palacios. Visita la Quinta da Regaleira: un lugar increíble palacio que combina el estilo de los cuentos de hadas con un ambiente esotérico.
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